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Claudia Velásquez, Ingeniera Civil Metalúrgica: “al trabajar en equipo, todas y todos tenemos las capacidades de aportar, siendo las diferencias los sellos personales”

-Ingeniera Velásquez, ¿Qué la llevó a estudiar Ingeniería Civil en Metalurgia?

Ingresé a Ingeniería de Ejecución Química en 1989, en aquellos tiempos los ramos de los primeros años eran comunes en las carreras de ingeniería, así que mi grupo de amigos y estudio eran de Metalurgia. En 1991 tomé la decisión de cambiarme a Ejecución Metalúrgica, donde el profesor Gerardo Cifuentes me guió en la decisión contándome de la malla curricular, el campo laboral y algo muy importante, eran muy pocas mujeres, así que me daba la bienvenida.

Mis calificaciones me permitieron hacer el cambio de carrera, aproveché los veranos para hacer práctica (destaco Minera El Toqui y Planta Los Maitenes en Ventanas), esto me llevó a darme cuenta de que me gustaba el campo laboral. Me titulé con excelencia académica y decidí seguir Prosecución de Estudios a Ingeniería Civil en Metalurgia.

Los desafíos que enfrenté fue que por estar titulada de Ingeniería en Ejecución no tendría crédito universitario, así que me pagaba la carrera trabajando como Cajera en recaudación de cotizaciones previsionales y como ayudante de proyectos Fondef, Fondecyt y en la Sociedad de Desarrollo Tecnológico.

-¿Cuántas alumnas había en su sala de clase cuando comenzó a estudiar?

Cuando estaba en Ingeniería de Ejecución en mi nivel éramos María Elizabeth y yo. En Ingeniería Civil recuerdo a Sandra, Angélica y Carla.

En Ingeniería Civil estábamos en el nivel Marisel, Paula y yo. Ya en ejecución había más chicas. Recuerdo con mucho cariño a María Gabriela, Angélica, Pilar, Carmen y Julieta.

-¿Tiene algún referente que la haya inspirado en esta área?

Descubrí en mi línea genealógica a Charles Lambert, quien en 1825 presentó el primer proyecto británico de inversión en la minería en Chile. Cuenta la historia que construyó un horno de reverbero en su chacra de Coquimbo, ya que conocía la tecnología del proceso Gales de fundición, comenzando el auge de Chile como un importante exportador de cobre. Así que creo que “lo traigo en la sangre”.

-Usted hoy en día es una ingeniera con vasta experiencia en su campo y esta es un área liderada por hombres. ¿Cree que en esta área existe discriminación de género en el ámbito científico o empresarial?

Me tocó vivir dos situaciones que demostraban lo retrasados que estábamos en equidad laboral. Cuando fuimos de gira de estudios a Lota debimos pintarnos la cara con carbón para pasar desapercibidas con María Elizabeth, ya que la “Mina se ponía celosa” y cuando hice mi práctica en la Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi no había baño de mujeres en el piso de la sala de control y acceso a la molienda y flotación, así que los operadores me prestaban el de ellos con el compromiso de ambos mantener limpio o bajaba al piso de gerencia donde la secretaria e ingenieras tenían baño.

Más que discriminación, creo que las carreras de minería eran muy poco promocionadas en los colegios de mujeres, lo que se reflejaba en la baja cantidad de mujeres que ingresaban. En el campo laboral, si nosotras somos capaces de no hacer diferencias en las funciones a desempeñar y trabajar par a par con los colegas hombres, no habrá discriminación.

-Como mujer ¿ha encontrado algún obstáculo durante su formación, carrera investigativa o laboral?

Es parte de actuar en la vida siempre pensar en alternativas, no dejarse llevar por el “no se puede hacer” o “siempre se ha hecho así”, de manera que los obstáculos los he considerado más como desafíos y oportunidades de mejorar, aplicar lo aprendido y mirar hacia adelante.

-¿Qué palabras inspiradoras entregaría a las jóvenes que quieren estudiar esta carrera y a sus pares féminas?

Tenemos el privilegio de tener recursos minerales y no minerales a lo largo de nuestro país, por lo que invito a los jóvenes indistinto su género a desarrollar una minería que sume desafíos tecnológicos que vayan de la mano con la sustentabilidad.

La discriminación la hacemos nosotros también al limitarnos y encasillarnos en funciones que se definen “para hombres y para mujeres”. La minería, y especialmente nuestra rama de la metalurgia, nos ha dado la oportunidad de demostrar en estos últimos años, que al trabajar en equipo, todas y todos tenemos las capacidades de aportar, siendo las diferencias los sellos personales.

Extraído de Boletín Informativo 2, Volumen 2, Departamento de Ingeniería Metalúrgica USACH.